Cerebro femenino y masculino
Existen muchas diferencias entre los dos géneros muy evidentes, pero aparentemente en el cerebro no nos diferenciamos, eso no es así además nuestros cerebros funcionan de formas bastantes diferentes. El cerebro nos indica y procede toda nuestra información hay tantos cerebros diferentes como personas pero en realidad hay semejanza entre los cerebros del mismo género y diferencias con el opuesto. Esto es debido primero a que en la séptima semana de embarazo el feto femenino o masculino no se diferencia, a la octava el cerebro del genero masculino segrega un montón de testosterona lo que provoca un cambio radical en todo el sistema nervioso. Pero eso es solo el principio de tantas diferencias, otra diferencia es nuestro código genético que hace que nos comportemos o seamos de formas diferentes pasa lo mismo en los cerebros masculinos que femeninos. En situaciones de máximo estrés el cerebro femenino es reacio a tener relaciones sexuales en cambio el cerebro masculino no tiene inconveniente eso es porque en el codif¡go genético del hombre esta muy presente la función de enseminar y por tanto perpetuar la especie. Otro caso es en el de cuidar a los hijos siempre suele acarrear esa acción la mujer pero esto es también por el código genético que si nos fijamos en todo el reino de los vertebrados la hembra cuida de las crías (con esto no quiero excusar que la mujer deba cuidar de los hijos ni estoy a favor del machismo).
La cultura siempre ha influido en el comportamiento de los hombres y las mujeres y a su vez el cerebro. Desde siempre se ha criado al hombre como un líder y alguien quien no puede llorar o que le gusta el fútbol y a la mujer como alguien que le gustan las muñecas o el color rosa y jugar a las cocinillas, todos estos aspectos están influenciados por el cerebro, a un niño no le puedes dar una muñeca la destrozaría y la utilizaría como arma eso esta en nuestro código genético.
En conclusión somos diferentes pero todos somos capaces de entendernos y mas si luchamos por comprender a la persona del otro genero y nos ponemos en su piel.
Buena reflexión, Juan. Ojo a la ortografía ;)
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